La joya de la corona son nuestras 180 pequeñas parcelas de viñas de montaña, con incluso algunas viñas centenarias. Una gran diversidad de viñedo, cada uno con su situación, su orientación, su edad, y sus diferentes características.

Aunque la altitud no es excesiva (550 metros), el clima es frio debido a la alta influencia de los Pirineos. La diferencia de temperatura entre el día y la noche es muy grande, lo que provoca desarrollos y maduraciones más lentas y complejas. Los suelos con los que contamos son en general poco profundos, y de textura franca,  con base de roca de caliza y abundante grava.

Esta multitud de parcelas, y nuestras particulares condiciones de clima, influyen en las  diferentes variedades que cultivamos y provocan que los vinos de Sada tengan ese elemento diferencial tan especial. Entre las variedades de uva que cultivamos, destaca la Garnacha, que supone casi las tres cuartas partes de nuestro viñedo. Cultivamos también Tempranillo, y variedades de origen Francés como el Cabernet Sauvignon y el Merlot.

Algo fundamental para mantener la calidad y el carácter especial de nuestros vinos, es conservar la diversidad que nos ofrece nuestro viñedo. Por eso, elaboramos las uvas de cada parcela por separado, en función de la variedad, el tipo de  suelo y la edad del viñedo. Contamos con más de ciento cincuenta depósitos de hormigón de diferentes tamaños, para mantener el proceso.

Otro elemento de calidad  importante para diferenciar nuestros vinos, es  la actuación de levaduras autóctonas en las fermentaciones de los vinos. Estás levaduras se encuentran en nuestros campos,  en la piel de las uvas, y  es uno de los detalles que dan ese carácter tan especial a nuestros vinos.

El proceso de elaboración de los vinos empieza en el campo, con un buen manejo y control del viñedo. Nuestro equipo realiza el control de todas las parcelas desde el momento de la poda, hasta la vendimia, para conseguir el desarrollo adecuado de la uva.

La vendimia se realiza en el momento idóneo de cada parcela, llevando a cabo controles continuos de maduración de azucares, de hollejos y de pepitas, para recoger las uvas en su punto óptimo de maduración analítica y organoléptica.

Los rosados los elaboramos solamente con uvas tintas, y por el tradicional método del sangrado, realizando las fermentaciones a temperatura controlada. Estos procesos reducen el rendimiento de la uva y aumentan los costes de producción, pero aumentan mucho la calidad del vino.

Nos gusta que nuestros vinos reposen unos meses en los viejos depósitos de hormigón para afinarlos y que aparezcan esos aromas tan característicos de los vinos de Sada.

Realizamos la crianza de nuestros vinos en barricas de roble francés y americano, en nuestra nave de crianza subterránea, apartados de la luz natural y a temperatura y humedad constantes.